domingo, 15 de agosto de 2010

LA LEY BREWER, EL DESEMPLEO Y EL DIA DEL TRABAJO

LA LEY BREWER, EL DESEMPLEO Y EL DIA DEL TRABAJO




Navojoa, Sonora a 4 de mayo del 2010



Por: Profr. Gerardo Castro Ruiz.



El primero de mayo, se realizó el tradicional desfile del Día del Trabajo. De acuerdo al número de los trabajadores participantes, en algunas partes estuvo lucido, en otras a medias y en otras prácticamente no hubo. Con esos altibajes marcharon los integrantes de diversos sindicatos, organizaciones sociales y políticas, entre los cuales, la disidencia marcó su raya en actitud legítima y desfilaron con sus contingentes, pancartas y consignas propias.



Aunque las necesidades de los trabajadores no se detienen, pues estas nacen y crecen diariamente, y se traducen en demandas que pueden ser presentadas en cualquier fecha del año a través de los representantes de los trabajadores, o por ellos mismos en caso de que los representantes estatutarios no las encabecen, no cabe duda que hay momentos que son coyunturales para su exigencia. Por ejemplo: En el marco de la aprobación de los presupuestos de ingresos y egresos de la Federación y de los Estados, en el marco de la negociación salarial del gremio respectivo y desde luego, el 1º de mayo, día del trabajo, día en el que se recuerda a los mártires de Chicago, que junto con la huelga de Cananea y de Rio Blanco en México, movimientos precursores de la Revolución Mexicana, obligaron a los patrones a establecer garantías individuales y sociales para los trabajadores que mas tarde se enmarcarían en la Constitución de 1917 en su Artículo 123.



Sin embargo, el cumplimiento de dichas garantías no se da en la práctica, un ejemplo de ello es que, de acuerdo a la Constitución, el salario mínimo debe ser suficiente para que una familia pueda alimentarse, vestirse, educarse, transportarse, atender su salud, contar con una vivienda, divertirse, etc., pero este salario cada vez alcanza para comprar menos cosas.



Según estudios del Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la UNAM y la Unión Nacional de Trabajadores el salario mínimo ha perdido el 80% de su poder adquisitivo en los últimos 16 años. Dicho estudio señala que mientras la canasta básica aumentó su precio en mil 435 por ciento, el salario sólo ha crecido un 309 por ciento. Según este estudio, un mexicano tiene que ganar cinco salarios mínimos equivalentes a 287.30 pesos para poder comprar los 27 productos de la canasta básica. En 1994, con un salario mínimo de 15.27 pesos diarios se podían comprar 26 kilos de tortilla. Con el salario actual de 57.46 sólo se pueden comprar cuatro. En 1994 un salario mínimo alcanzaba para comprar 2.6 kilos de carne, mientras que actualmente pueden adquirir sólo 600 gramos.



Entonces, en medio de las carencias en las que nos mantiene el gobierno, ¿Qué celebrar el día del trabajo? Solo eso, el bonito recuerdo de que las garantías individuales y sociales fueron obligadas a establecerse en la ley, por aquellos valientes hombres que hoy estuviesen avergonzados con la clase trabajadora actual, por no haber tenido el suficiente coraje y dignidad para conservar las conquistas laborales que nos heredaron, por vivir resignados a las miserables condiciones de vida y la actitud sumisa ante la parte patronal.



Todo salario que no garantice las condiciones de vida contenidas en el Art. 123 Constitucional, mantiene en la pobreza y en la pobreza extrema a millones de mexicanos, pues el sueldo no significa ni paliativo ante las necesidades básicas de cada familia. Peor aún, están los millones de desempleados, aquellos que no cuentan ni siquiera con empleo temporal haciendo más dramáticas y preocupantes las cifras de pobreza.



El Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval), indicó que solo el 18,3% de los 107 millones de mexicanos vive sin carencias o vulnerabilidad ante la pobreza, que hay 47.2 millones de pobres que no tienen que comer, mas 35 millones de personas vulnerables a la pobreza.



Estas condiciones de los mexicanos, son la razón fundamental por la que se ven obligados a abandonar sus lugares de origen, a emigrar arriesgando su vida, sacrificando a sus familias, soportando humillaciones, en búsqueda de lo que sus gobiernos no fueron capaces de proporcionarles, empleo. En su búsqueda muchos de los nuestros sobrevivieron a todas las dificultades, cruzaron la frontera norte, trabajaron, se establecieron. Aunque algunos adquirieron la nacionalidad estadounidense, por sobradas razones son plenamente identificables, otros mas no lo lograron pero ahí siguen.



A pesar de que por la encarnizada persecución que se cierne sobre la comunidad hispana el horno no está para bollos, día a día se suman otros más. ¿A qué factor se debe este fenómeno emigratorio? ¿A un pueblo sumiso que no ha sido capaz de exigir el cumplimiento del Art. 123 Constitucional? ¿A malos gobernantes y representantes del pueblo, irresponsables, corruptos y comprometidos con los grandes intereses capitalistas? ¿A la falta de una reforma laboral? El lector tiene la palabra y el derecho de sumarle otros factores para la reflexión.



Pero esto que pasa con nuestros paisanos en el vecino del norte, de ninguna manera debemos considerarlo asunto ajeno. El racismo no ha desaparecido, en contra de la ley y de los derechos humanos ha estado en la práctica, pero ahora, asombrosamente es alimentado por la ley SB 1070, promovida por la Gobernadora del Estado de Arizona, Jan Brewer, una ley que violenta los derechos humanos de sus destinatarios entre los que nos encontramos los mexicanos. La piel de cobre, de la que nos sentimos orgullosos los mexicanos, es la razón principal que nos convierte sospechosamente en delincuentes y nos somete a una obligada detención por los encargados del cumplimiento de esta discriminatoria ley. Quienes nos encontramos del lado sur de la frontera, debemos evitar pisar tierras Arizonenses, so pena de ver rebajada nuestra dignidad al ser identificados como una raza inferior, ser detenidos y ser interrogados como verdaderos criminales. El boicot comercial que se ha estado promoviendo desde México ha tenido la solidaridad de los sonorenses, que somos quienes mas cruzamos la frontera hacia el estado norteño.



Los comercios solo han sido visitados por un reducido número de connacionales, quizá por quienes no traen tatuada la penca del nopal y pueden pasar desapercibidos, pero sin duda, esta medida de presión ha tenido sus efectos, por lo que hago una extensiva invitación a sostenerla. También nuestros paisanos han realizado un sinnúmero de acciones en rechazo a esta ley que les afecta en gran medida, a estas manifestaciones de repudio se han unido también pronunciamientos, medidas y acciones de diversas organizaciones del mismo estado de Arizona así como de otros estados norteamericanos. Tenemos la razón, hay que sacar la casta.



Mis comentarios estarán todos los lunes a partir de las 8 de la mañana en la Radio de Navojoa “La Única” 1100 AM, en Internet puedes entrar a la dirección www.larsacomunicaciones.com.mx

Y se estarán publicando con la versión real en la página www.snteceapson.com del Comité Estatal de Acción Política del SNTE.

1 comentario:

  1. Transcurridos los meses del mayor auge en tales sucesos, puedo visualizar que las perspectivas siguen siendo si no las mismas, extremadamente similares

    Muy a mi particular punto de vista, no le cambia la vida laboral a quien desfile o deje de hacerlo. A mi ver, trabaja quien verdaderamente quiere hacerlo y sin embargo, hay quienes son Bendecidos con grandiosos trabajos y no saben apreciarlos, los descuidan y después culpan al mundo. De una u otra cosa pero siempre hay para quien verdaderamente lo quiere. Tampoco será de gran significancia el cruzar o no al Edo. de Arizona, mientras los mismos indocumentados siguen cruzando en su día a día bajo cualquier riesgo. Dos meses fueron los que ni siquiera asomé la nariz a Lukeville, cuando lo tenía a sólo un brinquito… y ni pensar en ir un poco más lejos. Algo me decía que no debía hacerlo. Más tardé en salir una tarde cualquiera y ver a cientos de mojaditos haciendo intentos por cruzar de manera ilegal. Fue entonces cuando me pregunté… ‘¿no será una tontería grande?’... y antes de responderme, crucé y vacié mi TC en puro tabaco y alcohol; de lo cual ya poco queda

    Saquemos la casta, demostrando con hechos, lo que verdaderamente somos. Un fuerte abrazo

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