Dirigentes del SNTE fortalecidos por la división

Profr. Gerardo Castro Ruiz

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Este columnista ya se volvió loco dirán algunos, ¿Cómo puede decir que un dirigente se va a fortalecer con sus representados divididos?

Dice un dicho “Divide y vencerás”, aunque para la división de las bases magisteriales del SNTE -que es a lo que me refiero- los dirigentes no tuvieron que hacer nada para lograrlo, ya que la ambición, los protagonismos, así como los proyectos individualistas y de grupos, se han encargado de dividirlos.

Sin embargo, Juan Díaz de la Torre y el conjunto del Secretariado Sindical que lo acompaña, reiteradamente presumen de UNIDAD en el SNTE. Dos de las causas en las que fundamentan dicha presunción es que las renovaciones de los Comités Ejecutivos Seccionales se llevan a cabo con planillas a las que por razones de estrategia les denominan de UNIDAD y no “Planillas ÚNICAS” como debiera ser, la otra razón porque -aunque la inconformidad es mayoritaria- la cantidad de manifestantes abiertamente representan un reducido porcentaje del universo de trabajadores que integran al SNTE.

Ante esta alharaca del dirigente nacional de los maestros, la interrogante sería ¿Realmente existe la Unidad en el SNTE?

A lo que respondemos con un contundente “NO”

La renovación de los Comités Ejecutivos Seccionales no es un reflejo de Unidad en el SNTE, sino de la gran división que existe entre los trabajadores, los de abajo, los que se la parten en las escuelas y por ende es un reflejo de su incapacidad para organizarse, competir, presentar sus propias planillas y ganar las dirigencias.

La división de las bases permite que los dirigentes en turno lleguen fortalecidos a los Congresos a renovar las dirigencias, sin una fuerza opositora que ponga en riesgo el Gobierno sindical controlado por los intereses de siempre.

Este es un ejemplo del cómo la división de los trabajadores se convierte en una fortaleza para los dirigentes que los mantienen sometidos.

Por otro lado está el bajo porcentaje del total de trabajadores que se animan a manifestar su inconformidad abiertamente contra sus dirigentes y el Gobierno, en el caso de las afectaciones laborales de la Reforma Educativa.

El porcentaje de las masas que no se manifiestan abiertamente, los dirigentes lo consideran de su lado. En todo caso, la medición de fuerzas debería de ser entre cuántos se han manifestado contra la Reforma y cuántos han salido a defenderla.

Sin duda, el porcentaje de quienes lo han hecho abiertamente en contra, es arrollador. Sin embargo, las cuentas alegres de los dirigentes del SNTE es que solo quienes salen a las calles son opositores y el grueso que por temor o confort no lo hace, aceptan la Reforma  Educativa y se mantienen en unidad con sus dirigentes.

Esa inmovilidad de los trabajadores -que aun estando conscientes de las afectaciones de la Reforma- no se suman a los manifestantes, fortalece el discurso de los dirigentes sobre una hipotética UNIDAD.

De esta manera vemos cómo la división entre las bases, generada por la diversidad de intereses individuales y/o de grupo, sin quererlo, dan mayor fuerza a sus propios verdugos.

Pese a todo lo anterior, el granito de arena que desde la oposición han puesto diferentes actores, está dando resultado. Cada vez más trabajadores abandonan el ala del SNTE autodenominada “Institucional” y cada vez más trabajadores pasan desde la numerosa zona de confort a la lucha abierta en los espacios públicos.

Al parecer, los protagonismos y los proyectos individualistas han venido disminuyendo, y paso a paso se va construyendo el proyecto donde todos caben, con un solo objetivo, la autodefensa y la preservación de sus derechos en el marco laboral de una Escuela Pública y de calidad.

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