sábado, 18 de septiembre de 2010

COMO MÉXICO NO HAY DOS

Hermosillo, Sonora a 18 de septiembre del 2010.

Por: Profr. Gerardo Castro Ruiz
Srio. de Proyecciones Salariales del Comité Ejecutivo de la Secc. 28 del SNTE.

Dicen que cada quien habla de la fiesta de acuerdo a como le va en ella. Si vemos el concepto de nuestro país desde este ángulo, entonces tendremos más de 107 millones de Méxicos distintos, porque en este caso, el concepto estará fundamentado en la vivencia de cada quien, que cierto, puede ser parecida a la de muchos más pero nunca igual. De esta manera, tendremos una percepción parcial de nuestro México.
Sin embargo, ese conjunto de parcialidades, de circunstancias, de vivencias, de reclamos, de exigencias, de ideologías y de necesidades diversas nos da un concepto más objetivo del pueblo que formamos. Bueno esa es mi opinión y podrán estar o no de acuerdo conmigo. Pero también es cierto que la opinión sobre nuestro país transita entre la especulación, lo político y lo real.
Luis Donaldo Colosio, el extinto candidato a la presidencia de la República mexicana, trató de ver un México completo en la suma de las parcialidades durante el acto conmemorativo del LXV Aniversario del PRI en el Monumento a la Revolución el 6 de marzo de 1994. http://www.noticiasdelared.net/discurso_de_luis_donaldo_colosio.htm .
Habló del México de los justos reclamos, de los antiguos agravios y de las nuevas demandas, del México de las esperanzas, el que exige respuestas, el que ya no podía esperar.
 Vio al México de las condiciones de las comunidades indígenas, de los campesinos, de un campo empobrecido y endeudado pero capaz. De los desempleados y empleados con un salario insuficiente. De los jóvenes sin oportunidad de educación en medio de la drogadicción y de la delincuencia. De las mujeres, de los empresarios, de la pequeña y mediana empresa, de los profesionistas desempleados. De los maestros, de universitarios, de investigadores que exigen reconocimiento profesional, mayores ingresos y mejores condiciones y proseguía en su discurso:
 “Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales”.
“Veo a ciudadanos angustiados por la falta de seguridad, ciudadanos que merecen mejores servicios y gobiernos que les cumplan. Ciudadanos que aún no tienen fincada en el futuro la derrota; son ciudadanos que tienen esperanza y que están dispuestos a sumar su esfuerzo para alcanzar el progreso”.
“Yo veo un México convencido de que ésta es la hora de las respuestas; un México que exige soluciones. Los problemas que enfrentamos los podemos superar”.
Esa es una realidad descrita por Colosio hace 16 años y aún tiene vigencia. Son puntos que sumados a otros más siguen tocando los partidos políticos y sus candidatos para sensibilizar a la ciudadanía y ganarse su simpatía y su voto. Algunos por estrategia, para impactar más en los ciudadanos los hacen más graves de lo que son a base de la especulación. Pero aún cuando su descripción fuese justamente real, creo que empecinarse en ver a nuestro México exclusivamente desde sus problemas es ver un México incompleto. Quienes lo ven así, que no son pocos, han cuestionado  ¿Qué celebramos este 15 y 16 de septiembre?
A principios del presente año, uno de mis temas lo titulé: ¿Qué celebramos en el 2010? Y en esa ocasión mencioné que en respuesta a esta interrogante un gran número de personas se respondían con nuevas interrogantes como las siguientes: ¿Celebramos que no tenemos empleo, que el salario mínimo no cumple con lo que mandata la Constitución Mexicana que debe ser suficiente para el sostenimiento integral de una familia, que el sistema de seguridad social no da certidumbre a los mexicanos, que el servicio médico es deficiente e insuficiente para unos y muchos otros ni siquiera cuentan con él, la falta de vivienda, que no tenemos el suministro suficiente de agua potable, que vivimos una de las peores crisis económicas, que la pobreza extrema se ha incrementado en los últimos años, los monopolios, la tala indiscriminada de los bosques, la contaminación del aire, ríos y lagunas, el crecimiento de la violencia intrafamiliar, la batalla que poco a poco fue ganando el narcotráfico, la inseguridad que se vive ya no se diga en las calles sino hasta en el interior de los domicilios, la corrupción, la impunidad, el sistema político, la democracia, la pérdida de credibilidad en los tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y judicial, en las instituciones, en los sindicatos, en los políticos y tristemente hasta en los sacerdotes?.
Las celebraciones de las Fiestas Patrias en este año han dado pie a las interrogantes anteriores y muchas más.  Estas han ayudado a la reflexión y a la evaluación de las condiciones de vida de los mexicanos en 1810 y cómo estamos 200 años después. Las  reflexiones se han hecho en familia, entre amigos, en el trabajo, en la escuela, en medios impresos, en programas televisivos y radiofónicos, en foros, en eventos,  etc. y en  las opiniones ha habido de chile, de dulce y de manteca.
Algunos muy objetivos y algunos otros adulterando o maquillando la realidad. Por un lado, decía antes, hay quienes se empecinan en hablar exclusivamente del México de los problemas, del México del dolor, de la pobreza y pobreza extrema, de la inseguridad social, del desempleo, del deficiente sistema de salud, de la mala calidad de la educación, de un servicio de agua potable deficiente, de la corrupción, de la impunidad, de la antidemocracia, etc. Sin reconocer a propósito que actualmente México no es igual que  hace 200 años, que tuvo una transformación social y política importantes.
Por otro lado están quienes se empecinan en ver a México sólo desde el progreso, cerrando los ojos a los problemas antes descritos. Estos ven a México, con más hospitales, con mayor esperanza de vida, con menor mortandad por enfermedades virales e infecciosas, con más escuelas, con menos analfabetas, con más profesionistas, con una educación laica, gratuita y obligatoria, con más caminos, carreteras y puentes, con más y mejores medios de transporte, con servicio de agua potable, drenaje y electrificación, con más áreas urbanas, con un sistema electoral democrático, etc.
Las dos posturas anteriores se basan en la realidad, aunque de manera parcial. Pero también están quienes pintan un México irreal. Para ellos cada vez hay menos pobreza, la tasa de empleo es creciente, hay estabilidad económica, la canasta básica tiene índices inflacionarios menores que no lesionan a la familia mexicana, el poder adquisitivo del salario se mantiene, la violencia no existe, se gana la guerra contra el narcotráfico,  todos tenemos las mismas oportunidades, etc.
Yo cedo razón en parte a quienes optimistamente solo ven progreso y a quienes pesimistamente solo ven problemas, pero nunca estaré de acuerdo con quien a ultranza quiere ocultar la realidad.
Hay razones de peso por las cuales hay que estar inconformes con el México actual, ya han sido enumeradas, falta mucho por hacer, pero hay que reconocer que  si después de 200 años no hemos podido construir el México que queremos y necesitamos, pues la bronca es de todos.
 Los males sociales, políticos, laborales, económicos y de cualquier aspecto que aún persisten, no debemos verlos como derrota, sino como retos que hay que enfrentar en el presente y futuro de México, tampoco debemos verlos como motivo para limitar las razones fundamentales por las cuales celebramos este 15 y 16 de septiembre.
Este 15 y 16 de septiembre, celebramos el bicentenario del inicio de la lucha por la Independencia de México. Celebramos un hecho histórico importantísimo, una lucha que nos dio Patria y un gobierno propio. El inicio de la construcción de un país con una historia sin igual, un país que nos brindó condiciones de vida muy distintas a las de la Colonia y que después de 200 años de su evolución, debemos de enorgullecernos por sus aciertos pero también debemos aprender y responsabilizarnos de sus errores.
Este es el México que entre todos hemos edificado,   un país de contrastes, con aciertos y errores, con abundancias y carencias, lluvioso y seco, cálido y frío, de selvas, bosques, desiertos y costas. Un pueblo de indígenas, criollos y mestizos con una inseguridad social en escalada. Un país con libertad de credo donde vivimos católicos, aleluyas y ateos. Un pueblo nutrido de pobres y desnutrido de ricos, de  ricos nutridos de los pobres y pobres desnutridos por los ricos, de ricos con médico de cabecera y de pobres enfermos sin el derecho a atenderse, pero cada vez se construyen más hospitales, la tasa de mortandad infantil se reduce y la esperanza de vida es mayor. Un pueblo corrupto y honesto, pero en vías de consolidar la transparencia y rendición de cuentas. Un país con profesionistas y analfabetas, pero cada vez un pueblo mayor preparado y menos ignorante. Con ciudades privilegiadas por el progreso y comunidades castigadas por la marginación, pero cada vez las redes del drenaje, agua potable y luz eléctrica así como la infraestructura educativa crecen, de la misma manera cada vez se construyen más viviendas aunque estas no sean las suficientes y muchas de ellas no tengan la calidad deseada, cada año hay más caminos, carreteras, puentes y medios de transporte. Un país con   hombres y mujeres  con empleo y otros desempleados, con avances y retrocesos laborales pero sin esclavos. Un país rico por su raza, por su cultura, por sus tradiciones,  por sus minerales, por sus ecosistemas, con una envidiable Constitución Revolucionaria, con un sistema educativo obligatorio, laico y gratuito con una cobertura creciente, con un sistema político democrático perfectible, con un sistema de seguridad social mejorable que da certidumbre a muchas familias, etc.
Esto y mucho más es nuestro México moderno, con sus virtudes y sus defectos, pero, “Como México no hay dos ca…”

Punto aparte.

No sé exactamente por qué los tequilitas me supieron muy requetesabrosos entre el 15 y 16 de septiembre. ¿Será que me contagió el Bicentenario de la Independencia Nacional? “Que alguien me expliiiiiiiiique” Eugenio Derbez.

Este artículo se publicará en la página  www.snteceapson.com   del Comité Estatal de Acción Política del SNTE y en mi BLOG   http://laopiniondegerardocastro.blogspot

2 comentarios:

  1. Me resulta fascinante poder apreciar la certeza en la diversidad de vivencias, opiniones, creencias, experiencias y demás; no adentrándose en detalles de sucesos y fechas históricas ni de hechos y críticas. Lo bueno y lo malo, está ahí; conforme la percepción de cada quién

    ¡Felicidades!

    ResponderEliminar
  2. INDUDABLEMENTE QUE VIVIMOS EN UN PAIS MUY HETEROGENEO!,DE CONTRASTES TAN DIBUJADOS!SIN EMBARGO ELLOS MISMOS DEBEN SER LA MOTIVACIÓN,EL DETONANTE,EL EMPUJE DEFINITORIO PARA SUPERAR LAS PROBLEMÁTICAS SOCIALES QUE HISTORICAMENTE NOS CORRESPONDE VIVIR A LAS ACTUALES GENERACIONES.LA PRINCIPAL RIQUEZA DE NUESTRO PAÍS ES SU GENTE ,EN LA MEDIDA QUE NOS PREPAREMOS SALDREMOS ADELANTE,CONSERVANDO LA INDIVIDUALIDAD PROPIA DE ESE GRAN MOSAICO CULTURAL DEL PUEBLO MEXICANO.ASI ES QUE NO HAY DE OTRA... MAS QUE A MAL TIEMPO BUENA CARA! CON OPTIMISMO!

    ResponderEliminar

Recibe nuestras noticias. Escoge la lista de tu interés: