Hermosillo, Sonora a 1 de noviembre del 2010.
Por: Profr. Gerardo Castro Ruiz
Srio. de Proyecciones Salariales del
Comité Ejecutivo de la Secc. 28 del SNTE.
“La muerte es algo que no debemos temer, porque mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos” Antonio Machado.
Algunos de los lectores habrán recibido un correo vacilón en PowerPoint que se titula igual a este artículo. En él aparece la muerte, la carta de la tradicional lotería mexicana con el número 14 y después de la pregunta ¿Qué sigue después de la muerte? Vemos que sigue la pera con el número 15.
Ese es un ejemplo de cómo vemos los mexicanos la muerte por el lado del chascarrillo, otro ejemplo son los dulces que disfrutamos, hechos con la figura de la muerte y uno más son las tradicionales calaveras donde se refieren a personajes vivos de la vida política, sindical, social o de los más populares de determinados lugares. Pero también la vemos por el lado religioso y la celebramos aseando y pintando las tumbas además de llevar flores y veladoras al lugar donde tenemos a nuestros difuntos, con quienes pasamos un rato de la noche de cada 1° de noviembre. En fin, en los ángulos de la broma y el religioso son muchos los ejemplos que se pueden citar, pero sobre esta tradicional celebración del día de muertos serán ya muchos los que escribirán al respecto. Yo me referiré a lo que sigue después de la muerte y que de antemano se debe organizar de manera muy responsable.
Nacer, crecer, reproducirnos y morir, es un hecho natural, es una realidad que no debemos soslayar. La duración de este hecho es incierto, culmina con la muerte y ésta puede llegar sin avisar en cualquier momento, en un viaje, en el trabajo, en el comedor, en el sueño, en el baño, incluso redactando este artículo o leyéndolo, etc. Las formas, los lugares y los motivos son infinitos.
Dice bien Antonio Machado, no debemos temerle, pero también es cierto que debemos preverla y organizar lo que se debe de hacer después de este inevitable desenlace.
La mayoría de los mexicanos no contamos con la cultura del testamento, ya sea porque lo desconocemos, porque vemos remota esa posibilidad o simplemente porque no pensamos en ello por la razón que sea.
Esa misma falta de cultura se aprecia con los seguros de vida y de retiro a los que institucionalmente el trabajador tiene derecho y a los que de manera voluntaria se agregan. No nos preparamos, no nos organizamos para morir. Es por eso que después de la muerte, los familiares del fallecido se enfrentan a la incertidumbre y procesos legales que hacen más difíciles y tardados los ya de por sí trámites burocráticos ante las instancias correspondientes. A esto se le suma en muchos de los casos, los conflictos familiares que se generan por la indefinición en la designación de beneficiarios. Ya sea por la falta de información o por negligencia, pero no previmos esto que es tan importante, dejar claramente designados a nuestros beneficiarios en cada uno de los seguros de vida y de retiro.
Ahora pregunto, tú que lees en este momento, aunque te duela y te resistas a aceptar esta realidad ¿Estás preparado para morir? ¿Sabes a qué seguros de vida y de retiro tienes derecho como trabajador? ¿Tienes en regla y actualizada la designación de beneficiarios? ¿Sabes en qué rincón de tu casa están tus pólizas y las cédulas de designación de beneficiarios? ¿Ya orientaste a tus beneficiarios sobre qué hacer después de tu final?
Todo lo anterior es importante para evitar tardanzas innecesarias de carácter legal, conflictos familiares y en el último caso, que la instancia correspondiente se quede con un recurso económico que los tuyos necesitarán enseguida.
Después de la muerte sigue buscar las pólizas y cédulas testamentarias, obtener de tres a 5 actas de nacimiento originales del fallecido, de los beneficiarios y actas de matrimonio en su caso, dependiendo de los seguros a cobrarse, sacar copias de esto y de los documentos personales e iniciar los trámites dando de baja al trabajador fallecido lo más pronto posible en el nivel educativo correspondiente en las oficinas de la dependencia educativa, para lo cual se requiere de acta de defunción original y copia del último talón de cheque. Con este paso se inicia el proceso para extender el Formato Único de Personal (FUP) de baja por defunción, son tres originales y a la vez en ventanillas deberá de solicitarse la Hoja Única de Servicio por defunción que igual entregarán por triplicado original. Pero ojo, si el trabajador fallece por ejemplo el día nueve de equis mes, seguramente se realizará el pago quincenal, por lo que deberá hacerse la devolución del monto correspondiente a los 6 días no laborados, de no hacerlo el trámite no avanzará y por lo tanto no se podrá gestionar el pago de ningún seguro, ya que estos son documentos indispensables para que procedan.
En el caso de los agremiados de la Sección 28 del SNTE que fallecen, los recursos más rápidos en cobrarse son los que corresponden a la Ayuda Económica por Defunción con un monto actual de 50 mil pesos, así como a la parte proporcional del Estímulo Económico por Retiro y al monto ahorrado en el Fondo de Ayuda Sindical Mutualista en caso de que el fallecido fuera socio. Estos recursos se entregan a los beneficiarios que aparecen en la cédula, por ello es muy importante su actualización y para su cobro se requiere de acta original de defunción, hoja de servicio, original del FUP de baja por defunción, copia de talón de cheque, además de originales y copias de la credencial de elector.
También es rápido el cobro del “Pago de Marcha”, que es una ayuda para funerales que consiste en 4 meses de sueldo base que devengue el trabajador al momento de fallecer y se le otorga al familiar que presente en la SEC la factura original que entregue la funeraria respectiva, acta de nacimiento del fallecido, acta de nacimiento del familiar o matrimonio en su caso, talón de cheque y credencial de elector de fallecido y quien recibirá. No se requiere de cédula de beneficiarios.
Ante el ISSSTE se debe tramitar la Pensión por viudez y orfandad según el caso. Esta se pagará mensualmente de acuerdo al sistema de jubilación que haya escogido el trabajador. Primero habrá que dar de baja al fallecido en el departamento de vigencias y enseguida en el departamento de pensiones y jubilaciones se concretará este trámite.
Antes los trabajadores de la educación teníamos un seguro de vida llamado “Seguro Colectivo” a cargo de la Aseguradora Hidalgo (AHISA). A partir del 1° de enero de 1993, por acuerdo presidencial este fue cambiado por el Seguro Institucional de Vida o Incapacidad Total y Permanente para proteger a los servidores públicos federales y ahora está a cargo de la Aseguradora Metlife. La suma asegurada es de 40 meses de sueldo base que devengue el trabajador al momento de su fallecimiento, pero para su cobro se requiere fundamentalmente de la designación de beneficiarios y es aquí donde en muchas ocasiones la puerca tuerce el rabo, porque los beneficiarios no encuentran este documento. Si después de leer este artículo lo buscas y no lo encuentras, es importante que acudas a la Secretaría de Educación y Cultura para que la actualices. Al hacerlo obtendrás una copia, pero lo más importante es que en tu archivo personal que se encuentra en la SEC, se anexará una copia que más tarde les servirá a tus beneficiarios en caso de extraviar la copia que tú obtengas. Esta es una medida que se tomó hace algunos años debido al recurrente extravío de dicho documento. Lo mismo debes hacer con algunos de los siguientes seguros.
El Fondo de Retiro para los Trabajadores de la Educación del Sistema Federalizado (FORTE) se creó a finales de 1990. El Fondo correspondiente a cada trabajador está constituido por una aportación del SNTE, otra del Gobierno Federal y una más por el trabajador que se aplica en el concepto 21 de su talón de cheque. Esta es una prestación a la que hay que inscribirse de manera voluntaria para tener derecho a ella. El cobro del monto acumulado, más un seguro de vida por 20 mil pesos que contempla actualmente este Fondo, se debe tramitar en las oficinas de la SEC y se requiere de una cédula de beneficiarios que la dependencia educativa también guarda en el archivo de cada trabajador. Revísala y actualízala de ser necesario.
El Sistema de Ahorro para el retiro (SAR) fue instituido por Decreto Presidencial en marzo de 1992 y beneficia a los trabajadores de la Administración Pública, incorporada al régimen del ISSSTE. Este Ahorro es con cargo al patrón, está constituido por una subcuenta de vivienda y una de retiro y la maneja el Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (BANSEFI), a donde puedes acudir para su revisión y actualización de beneficiarios en su caso, sin olvidar de llevar una copia a la dependencia educativa para que se anexe a tu expediente personal.
No hay que olvidar el trámite de aguinaldo proporcional en el nivel educativo de las oficinas de la Secretaría de Educación y Cultura.
Si al terminar de leer este artículo guardas la página o la imprimes y la guardas, tus familiares ya sabrán qué sigue después de la muerte, además de la pera.
Punto aparte.
Con motivo del “Día de Muertos” te recomiendo que leas “La Carta de la Muerte” en http://www.portaldimensional.com/modules.php?name=News&file=print&sid=108 o si prefieres en http://www.youtube.com/watch?v=pZYeya9Zo0w
Felicidades a los compañeros maestros Martha Camargo Becerril y Adán Palafox Castro de la Escuela Secundaria Técnica N° 72 por ser los maestros asesores de los alumnos que obtuvieron el primer lugar nacional de matemáticas y español en la prueba ENLACE y que por este motivo el Profesor Fermín Borbón Cota, Secretario General de la Sección 28 del SNTE les entregó un reconocimiento.
Este artículo se publicará en la página www.snteceapson.com del Comité Estatal de Acción Política del SNTE y en mi BLOG http://www.laopiniondegerardocastro.blogspot.com/