Hermosillo,
Sonora a 21 de mayo de 2012
Por Profr.
Gerardo Castro Ruiz
Secretario de
Proyecciones Salariales
del Comité
Ejecutivo de la Secc. 28 del SNTE.
No
estoy en contra de las marchas o de cualquier acto de manifestación que esté en
el marco del derecho que brinda la libertad de expresión.
Disentir
no es sinónimo de radicalismo, izquierda o violencia, igual disienten los de
ultra izquierda, como los del centro y los de la infra derecha.
Disentir
es una práctica democrática mediante la cual razonamos y contrastamos las ideas.
Este desacuerdo lo podemos manifestar con marchas, con mítines, con mantas, carteles,
en muros, con fotos o videos, con el debate en diversos foros físicos o
virtuales, con el voto efectivo o la ausencia en las urnas y de muchas otras
formas. Todo eso se justifica cuando la nobleza de su objetivo -distanciado de
la cerrazón y de posturas intransigentes- es alcanzar los equilibrios o los consensos que beneficien
a todos.
Desafortunadamente
se ha utilizado el término “Disidencia” para estigmatizar las posturas
–individuales o colectivas- contrarias a determinados intereses. De ahí que disentir
se vea como un pecado, una concepción muy alejada de su verdadera raíz.
Disienten
los políticos, los gobiernos, los gremios. Disiente la familia, disienten los
ciudadanos, los vecinos, los amigos, los estudiantes en la clase, etc. Esto
lejos de perjudicar, enriquece a una sociedad cuando se da en el marco del
respeto y se garantiza la civilidad.
Hay
muchas razones que justifican el descontento manifestado recientemente por los
jóvenes universitarios. No desaprovecharon la oportunidad que les brindó la
visita de Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana para dejarlo muy en claro,
a lo que se le agrega el gran impacto mediático.
Los
estudiantes repudian las tácticas represivas y reprobables que sucedieron en
los gobiernos de Díaz Ordaz (1968) y Luis Echeverría (1971). También reclamaron
a Peña Nieto lo de Atenco (2006). No vamos muy lejos, en diciembre pasado dos estudiantes de la Normal Rural de
Ayotzinapa Guerrero fueron asesinados por elementos de corporaciones policiacas
que los enfrentaron. Los jóvenes están temerosos de que su derecho a la
libertad de expresión no se respete y la historia continúe repitiéndose.
Sin
embargo, sin negarles la razón, creo que perdieron la oportunidad de decirle a
alguien que aspira y tiene la
probabilidad de gobernarlos con o sin su voto, qué cambio quieren, porque sin
duda están inconformes con lo que actualmente se vive en México y su exigencia
es un cambio social, político y económico.
Independientemente
de sus preferencias electorales, que también dejaron muy en claro y lo
continúan haciendo con la campaña anti peña, dejaron ir la oportunidad de hacer
escuchar sus legítimos planteamientos a quienes aspiran a gobernar nuestro país
después del resultado del 1° de julio próximo y que estos a su vez hicieran un
pacto con este importantísimo sector: Más oportunidades de estudio y de
trabajo, mayor impulso a la ciencia, a la cultura y al deporte, seguridad
social, así como un pacto de civilidad de ida y vuelta entre otras cosas.
Haberse
dado ambas oportunidades, la de fijar su postura política (Objetivo alcanzado)
y la de debatir su propuesta con los candidatos (No aprovechada), hubiese sido doblemente
aplaudido por la sociedad, porque por un lado nos hubiesen dado un ejemplo de
valentía y por otro lado el de la tolerancia, al permitir escuchar y ser
escuchados.
Estos
hechos transparentan el sentimiento de los jóvenes sobre el sistema político
mexicano. También hay otros hechos que transparentan el sentimiento del resto
de la sociedad, pero a la vez nos alertan
de una amenaza que cada vez está más cerca de concretarse, de una polarización gobierno-pueblo que puede
desencadenar en una Revolución Roja. Las
manifestaciones ya están cargadas con un alto grado de rencor. Es un verdadero milagro que esto no haya
desencadenado en algo más grave e irreversible.
Desde
luego que hay razón en el descontento social. La riqueza concentrada en unos
cuantos, la pobreza en las mayorías, el desempleo, la falta de oportunidades,
la falta de vivienda, el salario mínimo. En fin, la inseguridad pública, la
corrupción y la desigualdad social que se vive en México vista de abajo hacia
arriba, es un agravio para cualquier pueblo.
Pero,
a dónde nos lleva este tren repleto de rencores, de agravios, de revanchismos,
de descalificaciones, de provocaciones, de desunión. A dónde nos lleva esta avalancha de descrédito
a los gremios en los cuales más confiaba la sociedad: El ejército, los
sacerdotes y los maestros.
Todo
esto nos lleva por el camino de la polarización, y una vez ahí, la anarquía y
el desorden social.
Nada
justifica cualquier acto de violencia, menos el asesinato venido de cualquier
bando. La sangre formó ríos en la Independencia y la Revolución Mexicana.
Aquellos eran otros tiempos y otras formas. Como dijo el indio Cajeme “Antes
como antes y ahora como ahora”. Digna filosofía que no se aplica desde el
gobierno actual, al combatir la violencia con violencia en la guerra contra el
crimen organizado, que a lo largo de seis años sus efectos se han revertido y a
causa de ello han muerto también niños, jóvenes y adultos inocentes.
Hoy,
a 200 y 100 años de aquellas guerras que marcaron un nuevo rumbo al país, somos
un México, educativa, tecnológica y científicamente más preparado, capaz de resolver
el presente y el futuro con nuevos métodos, sin teñirse de rojo.
Ante
este escenario político que agudiza la confrontación, me parece muy oportuno y
congruente el mensaje que se ha estado manejando en las campañas del Partido
Nueva Alianza, convocando a la Revolución Blanca. En los spots que puedes ver
en http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&v=mkXkT3m4Hio&NR=1
y en http://www.youtube.com/watch?v=CfFKQPFBVdQ&feature=endscreen&NR=1
encontrarás la máximas de Mahatma Gandhi, Nelson Mandela, Emiliano Zapata, Martín
Luther King Jr. y Albert Einstein.
Yo no
se cuál sea la preferencia electoral de mi estimado lector, cosa que respeto. La
reflexión que hago en este tema no es una invitación para que votes por Nueva
Alianza, pero sostengo categóricamente que su mensaje es congruente y oportuno.
Porque
a pesar de lo que otros digan, somos un México preparado, capaz de
revolucionarnos con las ideas, con las propuestas, lejos de odios y rencores,
sin necesidad de la violencia y de las armas.
Convoquémonos
pues y convoquemos al cambio de México mediante
una Revolución Blanca.
Este artículo se
publicará en la página http://www.snteceapson.com/,
en mi BLOG http://laopiniondegerardocastro.blogspot.mx/,
y en http://www.valledelmayo.com/
Tus comentarios
los puedes hacer en mi blogspot o escribiéndome a los correos:
gerardocastroruiz@hotmail.com, gerardocastroruiz@gmail.com o
gerardocastroruiz2@gmail.com