INASISTENCIA MASIVA

Hermosillo Sonora a 30 de abril del 2013.

Por: Prof. Gerardo Castro Ruiz.

Secretario de Proyecciones Salariales.

Del Comité Ejecutivo de la Secc. 28 del SNTE.

En medio de la incertidumbre laboral que prevalece entre los Trabajadores de la Educación, una vez más la dirigencia tomó una decisión equivocada, prohibir al gremio magisterial que asista al desfile tradicional del 1 de mayo y que se manifieste en contra del estado de indefensión y de incertidumbre laboral que las Leyes Reglamentarias pronostican para los Trabajadores de la Educación.

Se olvida que por el contrario, los agremiados han estado demandando más acción promovida desde las Dirigencias para que en unidad se pueda influir en la modificación o al menos en atenuar los riesgos que se avecinan.

La gente no cree en los argumentos que se esgrimieron y que motivaron la suspensión de la participación gremial en ese evento coyuntural –que por las amenazas de la infiltración de grupos subversivos había que salvaguardar la integridad de los compañeros-, al contrario, ve en esa medida un acto de complicidad para amordazar al gremio.

Pero bueno, sin duda esto generará mayor efervescencia, mayor desilusión, intranquilidad e inconformidad entre los agremiados. Seguramente serán muchos los trabajadores que prefieran desfilar ese día a pesar de la restricción y no se descarta que posteriormente tomen de su propia mano la decisión de aplicar otras medidas desde las delegaciones sindicales y las representaciones de centros de trabajo como ya lo decidieron en Nogales y Caborca, hacer un paro de labores el día 2 de mayo. Y como se están organizando desde otras regiones del estado para ir a una inasistencia masiva los días 7 y 16 de mayo.

Si diez escuelas logran paralizar labores en cada una de las regiones, ah caramba, entonces esa primera convocatoria del 7 de mayo habrá tenido éxito, pero si esa cantidad la doblan, entonces cuidado, porque entonces la segunda convocatoria de “Inasistencia Masiva” que se está programando para el 16 será muy contundente.

Siempre se ha argumentado el tener cuidado que las movilizaciones no afecten a terceros  como en esta ocasión resultarían los propios alumnos. Pero la verdad es que la angustia de los trabajadores es muy grande, se sienten acorralados y desamparados, y eso los empujaría a implementar dichas tácticas de lucha. Y me imagino que los profes van a tomar las providencias de platicarlo también con los padres de familia.

Pero hablando de la afectación a terceros y en referencia a los alumnos. ¿Acaso no afectan y desvían en mayor grado la atención del alumnado la carga extraordinaria de programas burocráticos –muchos de ellos ni necesarios son- que la misma Secretaría de Educación impone a los maestros para que se encarguen de ellos durante el ciclo escolar? No me detendré en dar más ejemplos, ustedes lo saben y les encargo que los sumen- quiero terminar pronto esta columna y compartírselas-.

Por otro lado si los políticos están desvirtuando el propósito de una evaluación y la están utilizando como un instrumento para el castigo ¿Quién los evalúa y los castiga a ellos?

Si son ellos los que aprueban el presupuesto de egresos y en base a ello prácticamente se deciden los salarios del pueblo ¿No debiera asignar su salario el pueblo? Es indignante su salario ante millones que están en condiciones de pobreza y pobreza extrema.

Y si los políticos que llegan a los distintos poderes de gobierno deciden los destinos del pueblo, entonces…  ¿No debiera ser evaluado su desempeño por el mismo pueblo?

Para ello tendrían que legislar sobre las medidas populares como el plebiscito y el referéndum, dos figuras donde el pueblo participe en la toma de grandes decisiones incluyendo el que los gobernantes sean evaluados popularmente y en base a ello sean ratificados o depuestos de su cargo. Creo que solamente así no se ensañarían, porque de esa manera se cuidarían de no ser medidos con la misma vara, pero por supuesto que no arriesgarán su puesto. ¿Acaso su desempeño no afecta a terceros?

Ante todo este clima magisterial, son muchos los miembros del Comité Ejecutivo Seccional que no están de acuerdo con los efectos de la Reforma Educativa ni con la actitud que hemos asumido los dirigentes ante esta real amenaza. Sin embargo, ante las crecientes manifestaciones seguramente se enviarán equipos para apagar los fuegos –bueno, dirán que a persuadir-.

Si eso sucede, cuántos y quiénes de los que manifiestan su inconformidad en los corrillos de la Sección irán con el mazo en la mano para acallar –persuadir- a los trabajadores. Entre ellos irán quienes aspiran a ser los Secretarios Generales de esta Sección porque todavía hay quienes creen que su aspiración depende de obedecer a ultranza  y de amordazar con éxito a los inconformes. Así lo marca el librito de la vieja escuela sindical que no termina por retirarse –yo espero que antes de tomar esa decisión lo valoremos juntos en el órgano de gobierno sindical-. Peor se verán aún, si algunos miembros de las expresiones sindicales de oposición acompañan a dichos equipos y asumen el triste papel de bomberos. Cada quien sabe el rol que le corresponde y el que prefiere jugar.

De darse este caso, yo no participaré en ninguno de esos equipos que se conformen, porque al contrario, estoy del lado de los trabajadores, esa es mi responsabilidad. Sí, orientar cuando por falta de información toman decisiones equivocadas, pero también acompañarlos cuando la razón les asiste y ese es el caso que nos ocupa.

Hago un llamado a mi Secretario General de la Sección 28, al Profesor Fermín Borbón Cota, a reunirnos en el Órgano de Gobierno Seccional para valorar el clima magisterial -que no está para bollos- y así tomar la decisión correcta. En mi opinión, hemos equivocado el rumbo.

Retomémoslo, recuperemos el espíritu del Sindicato y reconstruyámonos.

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