Francisco Yáñez Herrera Director de VIMA
Hermosillo
Sonora a 11 de julio del 2013.
Por: Prof. Gerardo Castro Ruiz
Secretario de Proyecciones Salariales
Del Comité Ejecutivo de la Secc. 28 del
SNTE.
Fui electo Secretario
de Vivienda del Comité Ejecutivo de la Sección 28 del SNTE para el periodo
1998-2001. A mi llegada encontré un programa de vivienda en crisis, que se
había establecido en los 90´s. En este programa el trabajador recibía un
crédito por el 90% del valor de la vivienda y el 10% restante, más el costo de
la escrituración lo hacían con un apoyo del organismo “Vivienda para los
Trabajadores de la Educación del Estado de Sonora”. VITEES regalaba ese 10% y
la escrituración en los primeros años, actualmente sigue siendo bueno este
apoyo, porque aunque es en calidad de préstamo, se devuelve con 0% de
intereses.
Este programa entró
en caos debido a dos cosas fundamentalmente, la primera a la crisis económica
de 1994 que desembocó en un alto índice inflacionario, altas tasas de interés y
en consecuencia elevó el valor de las UDIS que fueron creadas en 1995 dizque
para amortiguar el interés de los créditos, lo que provocó que después de 5 o 6
años de estar pagando cautivamente la deuda, los trabajadores debían hasta el
doble de su crédito original. La segunda a que muchos trabajadores con salarios
bajos, inflaron sus ingresos para cumplir con el sueldo mensual mínimo que se
requería para que su descuento quincenal no rebasara el 30%, sin embargo, los
descuentos quincenales crecieron, pronto rebasaron el 30% de las percepciones,
sobre todo las de aquellos trabajadores que mintieron en sus ingresos y
aquellos que apenas cubrieron el requisito. Hubo muchos casos en los cuales el
descuento alcanzó del 40% al 90%, imaginémonos a un trabajador sobreviviendo
solo con el 10% de su salario.
Una de las cosas que
se hicieron para tratar de solucionar este delicado problema fue establecer una
especie de subsidio por parte del gobierno federal para que el abono del
trabajador fuese menor, sin embargo los trabajadores fueron resintiendo el
descuento que crecía en dos sentidos: El esquema de crédito aumentaba el abono
quincenal y el subsidio del gobierno fue reduciéndose porcentualmente año con
año.
Otra de las cosas que
hicimos fue hacer un estudio de todos los casos, ubicar a quienes recibían un
descuento superior al 30% de su salario y otorgarles un crédito de redención de
pasivos del FOVISSSTE. La deuda era negociada con el Banco y de esta
manera el trabajador adquirió una deuda
menor con FOVISSSTE, se garantizó que su descuento sería solo del 30% como lo
establece la Ley de dicho Instituto y además logramos invertir el porcentaje de
descuento y la liquidez del trabajador, imagínense qué respiro de aquellos que
sobrevivían con el 10% de su sueldo, con esta medida les quedó el 70% en su
cheque. Pero aún quedaban muchos trabajadores sufriendo este leonino esquema de
crédito.
La tercera estrategia
y la definitiva fue provocar la moratoria colectiva, para presionar y obligar a
la negociación de la compra de la deuda ¿Cómo lo hicimos? Los descuentos eran
vía nómina y VITEES hacía el pago correspondiente quincenalmente a la
Institución Bancaria, así que el paso siguiente era seguir descontando a los
trabajadores pero suspender el pago que ordinariamente hacía VITEES al Banco,
para lo cual se creó un fideicomiso pro-compra de cartera y ahí se estuvo
ahorrando el descuento de los acreditados. Yo culminé mi ejercicio como
Secretario de Vivienda pero tiempo después se obligó a la negociación, se
compró la cartera vencida a aproximadamente 15 centavos por cada peso. Fue un
gran paso, porque una deuda de 100 mil pesos se pudo pagar con solo 15 mil
pesos. Sin embargo, los descuentos que se habían estado ahorrando en el
fideicomiso no alcanzaron y se recurrió al Fondo de Ayuda Sindical Mutualista
(FASM) se les prestó la diferencia a los acreditados, las escrituras pasaron al
FASM de donde se han venido recogiendo una vez que pagan el crédito y con esto
se cerró el ciclo de este programa de vivienda.
Ese fue uno de los
graves problemas que me tocó enfrentar durante mi responsabilidad como
Secretario de Vivienda. Pero también a mi llegada a esa Secretaría, me encontré
con un programa de construcción de vivienda que se había establecido
previamente en San Luis Río Colorado y Nogales, a cargo de los contratistas
Francisco Madrazo Sánchez, Juan Pablo Sosa Vaca y el Ingeniero Javier Acuña.
Este programa se daba a conocer a los trabajadores en reuniones. Los
constructores informaban sobre las especificaciones de la vivienda y algún
personal de FOVISSSTE, un servidor o el Secretario de Organización explicaba
sobre el esquema de crédito para construcción de vivienda y los requisitos para
su trámite. Los interesados integraban sus expedientes, los cuales eran
revisados por la empresa de Madrazo y Sosa Baca para ser trasladados y
entregados directamente a la vocalía que representaba al SNTE en la Comisión
Ejecutiva de FOVISSSTE. Era a través de esta vocalía que los créditos eran
tramitados y notificados de su otorgamiento o rechazo. Una vez autorizado el crédito
se reunía a los acreditados, se aclaraban las dudas que persistían y los
acreditados firmaban su aceptación y la escrituración ante notario,
funcionarios del FOVISSSTE, empresa constructora, VITEES (Apoyaba con créditos
para la escrituración de las viviendas) y la representación sindical.
Este era el programa
alternativo para satisfacer las necesidades de vivienda después del desastroso
resultado del programa anterior. Por ese motivo las instrucciones fueron de
continuar y ampliar el programa de construcción en el resto de los municipios.
Así siguieron Caborca, Agua Prieta, Guaymas, Obregón, Huatabampo, Hermosillo y
Navojoa.
Las primeras
inquietudes surgían en la ubicación de los fraccionamientos, por lo que sugerí
que el lugar de construcción fuese consensuado entre constructora y los
primeros acreditados de cada lugar. Otra de las inquietudes surgía al iniciar
la obra, pues a pesar de que las especificaciones eran informadas desde las
primeras reuniones, la construcción no era la tradicional, la que todos
estábamos acostumbrados a ver. La construcción de la vivienda se iniciaba con
la compactación del terreno sobre el cual se colaba una plancha de concreto,
esos eran sus cimientos en lugar de las profundas zapatas en cada pilar a las
que estamos acostumbrados. Esta construcción no lleva pilares, en su
lugar eran colocadas varias varillas a cierta distancia entre los muros de
block que hacían también la diferencia pues estábamos acostumbrados al
ladrillo. El techo no era completamente de concreto, se colocaban unas viguetas
de concreto entre las cuales se ponía el material que le llamamos hielo seco,
encima se colocaba una maya de acero y se colaba una plancha de concreto.
Aparte las medidas de la vivienda les parecían reducidas. Repito, a pesar de
que todo esto se informaba en varias ocasiones.
Pero esas inquietudes
no representaron el problema principal, sino las gravísimas fallas técnicas que
empezaron a surgir y nos sorprendieron, nos escandalizaron y nos alertaron a
todos.
Nogales fue primero,
ahí le siguieron Agua Prieta, Guaymas y Obregón principalmente, aunque en los
demás también existieron problemas importantes. De repente las viviendas
terminadas empezaron a tener fracturas en sus muros y cada vez aparecían más
viviendas dañadas, lo que evidenció las gravísimas fallas técnicas y ocasionó el
caos. El estudio técnico en Nogales arrojó que se debió a una mala compactación
del terreno, otras viviendas tenían sin concreto las varillas que se colocaban
en los muros de block y suplían los pilares de la construcción tradicional,
pues los vivales albañiles que cobraban a destajo la construcción de cada
vivienda, colocaban un cartoncito o papel casi en la superficie del muro y
echaban concreto solo al final, el resto quedaba hueco.
Hubo varios factores
que influyeron para este desastre, principalmente la falta de una supervisión
de obra externa real (Esta era contratada en la Ciudad de México), la
subcontratación de ingenieros para cada fraccionamiento originó la cadena donde
todos querían ganar más de lo que se les pagaba y se regateaban las subcontrataciones
de todos los servicios que requiere la construcción y conclusión de una
vivienda, por ende, los servicios que se prestaban eran de mala calidad (Mano
de obra, electrificación, plomería, herrería, pisos, impermeabilización,
urbanización, etc.). Hubo denuncias de
acreditados sobre venta de material por los encargados de las bodegas, o sea
que hasta los veladores se fueron grandes.
Madrazo se
comprometió a solucionar el problema, cambió de ingenieros, se hicieron
muchísimas reuniones, se realizó una reinversión en los fraccionamientos y se
solucionaron varias viviendas, muchas otras no, solo que para la conclusión de
los fraccionamientos él planteaba que se requería la autorización de créditos
para el resto de los lotes, ya que la urbanización se realiza con el conjunto
de créditos del fraccionamiento. Tiene lógica para alguien que solo quiere
invertir el dinero de los acreditados en la medida que este le sea entregado y
no quiera arriesgar su propio capital.
No se le tuvo
confianza, no le dieron más créditos y se instruyó la paralización de la obra
en todos los fraccionamientos. Al intervenir Vivienda Magisterial (VIMA), su
Director, Francisco Yáñez Herrera –aquel que le cargaba el maletín repleto de
dinero a Elba Esther en el Congreso de la Unión cuando ella fue diputada
federal- realizó un levantamiento de obra para definir el costo de reparación y
conclusión de cada fraccionamiento (Lo hizo con una empresa de su propiedad y
no precisamente gratis), de esa manera
las autoridades del ISSSTE, del SNTE y la Empresa Constructora firmaron un
convenio el 3 de octubre del 2001.
En ese convenio los
contratistas reconocieron que para la conclusión de la obra se requerían 29
millones 849 mil 728 pesos con 59 centavos ($29,849,728,59), aceptaron haber
recibido de los créditos para la construcción de viviendas una cantidad de 89
millones 67 mil 374 pesos con 67 centavos ($89,067,374.67), que quedaban
pendientes de cobrar en futuras ministraciones la cantidad de 24 millones 856
mil 659 pesos con 66 centavos ($24,856,659.66) y finalmente reconocen que para
la culminación de la obra ellos necesitarían saldar 4 millones 993 mil 68 pesos
con 93 centavos ($4,993,068.93).
Esto último lo
saldaron transmitiendo a VIMA la propiedad de 115 lotes de terreno en el
Fraccionamiento Sonacer de Hermosillo, 61 lotes en el Fraccionamiento Colinas
de Miramar de Guaymas, 14 lotes en el Fraccionamiento de Caborca y 50 lotes en
el Fraccionamiento de Colinas del Yaqui de Ciudad Obregón. Entre otros
acuerdos.
Algunos acreditados
demandaron por quien resultara responsable de quienes desempeñamos algún roll
en dicho programa de vivienda. Todos enfrentamos la demanda, cumplimos con la
declaración correspondiente y el asunto quedó conforme a lo establecido en el
convenio citado y que abajo les comparto para que tengan mayor claridad en qué
etapa quedó este programa de Vivienda al término de ese periodo.
Según el convenio,
con 29 millones 849 mil 728 pesos con 59 centavos ($29,849,728,59) se
resolvería el problema, de los cuales 24 millones 856 mil 659 pesos con 66
centavos ($24,856,659.66) no había cobrado Madrazo, es decir, aun estaban en el
FOVISSSTE, y el resto, 4 millones 993 mil 68 pesos con 93 centavos
($4,993,068.93) se los pagó Francisco Madrazo con los terrenos de los propios
fraccionamientos.
¿Entonces qué pasó?
¿Por qué si los firmantes del convenio aceptaron que con ese recurso se concluirían
satisfactoriamente los fraccionamientos aún existen problemas a 10 años de su
firma? ¿Qué pasó con los terrenos? ¿Qué pasó con el recurso de los créditos que
aún quedaba en el FOVISSSTE?
Durante las
siguientes administraciones se continuó atendiendo este problema para su
solución, muchas reuniones, muchas decisiones, muchos acuerdos, nuevos actores. Pero sobre su
seguimiento, solo nos podrán informar los Secretarios Generales y los
Secretarios de Vivienda que me sucedieron.
Ahora, algunos que
tienen su proyecto en la Secretaría General de la Sección 28, quieren frustrar
mis legítimas aspiraciones de asumir esa representatividad, y para ello,
después de 10 años de ese programa de vivienda y a sabiendas de que sus
acusaciones son falsas, me culpan de ese fraude. Claro, su desesperación es
comprensible.
Reconozco que para
algunos, ese Programa fue una desgracia, y duele que así haya sucedido. Esa es
una realidad, pero las acusaciones sin sustento son una cobardía.
Categóricamente les
digo, yo no me beneficié de ninguna forma con dicho Programa, no recibí ningún
peso de sus créditos, a nadie le quité ni le pedí alguna ministración ni
porcentaje, yo no recibía sus ministraciones, los cheques eran entregados al
constructor de acuerdo al avance de obra que firmaba la supervisión de obra
externa que fue contratada en el D.F., el contrato se realizó entre acreditado
y constructora después de aclarar todas las dudas, yo no construí las viviendas, el compromiso de entregar la
vivienda con las especificaciones contratadas era de la constructora y finalmente
fracasó.
A un servidor le tocó
atender la Secretaría de Vivienda conforme a un esquema nacional, no propio de
Sonora ni de la Sección 28. Esta política era nacional, por lo que los agremiados a la
FSTSE también enfrentaron los mismos problemas. Hubo fraccionamientos de la
FSTSE que fueron abandonados por sus constructores, huyeron con ministraciones
y no se les volvió a ver. Esa era la política de vivienda en aquel momento, que
por su fracaso a nivel nacional fue cambiada posteriormente.
Repito, un servidor
al igual que todos los que de alguna manera participamos en ese programa
enfrentamos una demanda interpuesta por algunos de los afectados y dado que se
había realizado el convenio, se dio por cerrado el caso legalmente. EN LA SEXTA CLÁUSULA de dicho CONVENIO podrán ver que los constructores fueron liberados de las obligaciones contraidas en los contratos de obra y no se reservaron acciones ni derechos en contra de los contratistas.
Finalmente les digo,
mi postura abierta, sin ambages, crítica y propositiva, me ha convertido en un
miembro incómodo durante algunos periodos. De ahí, que algunos han hecho hasta
lo imposible para sacarme de la jugada.
Pero les confío algo
que pocos saben… Cuando alguien resulta tan incómodo como yo, lo documentan,
le hacen un expediente con todos los elementos probatorios de hechos deshonestos,
y ese expediente lo exhiben en el momento oportuno, en el Congreso Seccional de
cambio de dirigencia, lo ponen contra la pared y lo eliminan para siempre de la
dirigencia sindical.
Esa es la práctica.
Eso significa, que si hace un poco más de 10 años de lo sucedido con ese
programa de vivienda y tuviesen elementos contundentes en mi contra, desde hace
algunos años me hubiesen desaparecido del Comité Ejecutivo Seccional. Luego
entonces… las acusaciones que se me imputan son falsas, están fundamentadas en
las posibilidades que tengo y en el miedo que tienen de que llegue a ser el
Secretario General de la Sección 28.
¿O cuál sería la
causa de esa campaña negra en mi contra que inicia a un año del relevo
seccional? ¿Por qué hasta ahora?
Enseguida les dejo el
convenio firmado el 3 de octubre del 2001.
Desde mi muy
particular postura Institucional, reciban un fuerte abrazo.
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puedes hacer en mi blogspot o
escribiéndome a los correos:gerardocastroruiz@hotmail.com
gerardocastroruiz@gmail.com
CONVENIO GENERAL DE VIVIENDA